historia : certeza

Duermes a mi lado, puedo escuchar como la vida eterniza tu ser, afuera un frio intenso azota la ciudad, yo permanezco inmóvil, casi rozándote…y te miro, y puedo verte, transparente, tremendamente frágil en tu fortaleza. Mis ojos detallan todas y cada una de tus facciones, de repente, un mohín muy similar a una media sonrisa se bosqueja en tus labios y casi imperceptible murmuras mi nombre. Sé que me estás sintiendo aun en sueños…

Y sé también que me amas, quizás como nadie pudo ni podrá amarme nunca, y ese mismo amor que te hace vulnerable ante mí, paradójicamente me tiraniza encadenándome a vos; no puedo escapar…aunque quiera. Y es que ni siquiera estoy segura de querer huir…

Parecía tan simple, tan deliciosamente dulce permitir que me tomaras de la mano ahuyentando mis tormentas, mis fantasmas del pasado. Poco a poco todos mis miedos, mis absurdas inseguridades se diluyeron en tu estar, desaparecieron las noches oscuras sin albas, la melodía de tu cuerpo se coló en todos mis sentidos, irremediablemente en cada espacio de mi brota la insolente llama que no avivo y que sin embargo se enciende…Mansamente mis manos, mis ojos, mis labios se rinden a una entrega furtiva, que mi corazón a solas aun no confiesa.

No es el amor, lo sé; pero se le asemeja demasiado, y no puedo resistir la tentación de jugar el juego. Y duele, duele tanto saberte mía, inexplicable, sutil, enteramente mía, sin dobleces; que me embisten viejos temores absurdos, que nublan toda posibilidad de entregarme sin reservas, que no me permiten temblar de anticipación ante tu sola presencia. Y lucho, en una batalla tan sin sentido contra las dudas del pasado, las certezas del presente y las ansiedades del futuro…

El pasado se filtra clavando punzantes aguijones que convierten el recuerdo del dolor en recelo vacilante que quiebra la posibilidad de aprisionar los sentimientos que agitados y serenos, ciertos y dubitativos, apasionados y tiernos empiezan a correr el velo de niebla que cubre mi corazón. El presente se le enfrenta aguerrido utilizando todas las armas que tu indubitable amor le brinda, tu mirada serena, tu andar seguro acompañando mis pasos, tu manifiesta terquedad de ser mía a pesar de mis arrestos de esquivez. Y el futuro es una imagen paradojal de inminente felicidad y fiel soledad inconmovible.

En medio de tanta lucha incierta me asalta el temor de lo no dicho, de palabras silenciadas, de gestos ni siquiera esbozados, entonces el dolor se me adentra tenaz, persistente anudando toda posibilidad de gritar simplemente que te necesito junto a mí.

Vuelvo a mirarte, duermes , estoy dentro de ti, tu imagen luce tan serena, tan anegada de certezas que casi mágicamente mis viejas heridas cierran, mi pecho deja de latir por unos segundos eternos y en medio de una extraña sensación de ahogo que precede a la bocanada de aire más fresco que pudiera alguien sentir tan solo dos palabras llenan mi mente: te amo… sin más razón ni motivo que la sinrazón del amor, ese mismo amor al que me negué tercamente, asustada, ahora está en mi, tan cierto, tan presente, tan futuro, que no puedo evitar rozar apenas tus labios, respirándote…sintiendo que la vida me completa en vos…

Como presintiendo ese instante que selló nuestro destino tus pestañas descubren el brillo de tus ojos que inquieren en silencio, yo solo atino a acurrucarme en tu silueta, susurrando: “afuera hace frio, y yo te amo…”