Estoy dispuesta a ver mi magnificiencia.
Soy un ser perfecto exactamente tal como soy.
No soy demasiado ni demasiado poco. No tengo necesidad de demostrar quién soy a nadie ni a nada. Sé que soy la expresión perfecta de la Unidad de la Vida. En la Infinitud de la Vida, he tenido muchas identidades, cada una de ellas una expresión perfecta para esa determinada vida. Me siento feliz de ser quien soy, aquí y ahora. Soy suficiente. Formo una unidad con toda la Vida. No hay necesidad de esforzarse por ser mejor. Hoy me amo más que ayer y me trato como a una persona profundamente amada. Me mimo y me cuido. Resplandezco de alegría y belleza. El amor es el sustento que me lleva hacia la grandeza. Cuanto más me amo, más amo a los demás. Juntos nutrimos amorosamente un mundo cada vez más hermoso. Con alegría reconozco mi perfección y la perfección de la Vida. ¡Y así es!
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